Ni te imaginás el dolor que siento, mujer, luego de saber que te vas para no volver. Y ya no importa el tiempo ni lo vivido, cuando de un plumazo intentás borrarlo del recuerdo de lo nuestro. Dentro de poco no existirá siquiera un "nuestro". Así lo querés y así será. Y me recriminás la cobardía que tuve al dejarte ir, verdad?. Quiénes somos vos y yo para ser juezes y partes en las sentencias que da el amor?. Acaso alguna vez nos volvimos eruditos del tema?. Por lo menos no lo suficiente como para tildarme de "cobarde" y yo de "valiente", conmigo mismo.
Te amé, mujer...te amo y te amaré, como nunca jamás lo haré. Lo juro por la sangre que corre suelta por mis venas y por lo que los cristianos llaman alma.
Nunca jamás creí en el destino...pero te aseguro que de alguna u otra forma sé que nuestra historia aún no ha terminado de ser contada.
Te llevo siempre, mujer.
Te amo.
lunes, 5 de noviembre de 2007
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